Otra de las sustancias que se encuentran en muchos cosméticos habituales es el polietilenglicol y sus derivados que aparecen con las siglas PEG o en nombres con el sufijo “eth” como el ceteareth o el famoso Sodium Laureth sulfaphate.
Se están empleando cada vez más como emulgentes, ayudan a la mezcla de una sustancia acuosa con una de naturaleza grasa. Aumentan la capacidad espumante y dan una sensación ficticia de limpieza.
Su popularidad y amplio uso se debe a que son muy baratos al proceder de la petroquímica.
Se desarrolaron a partir de la síntesis del etileno, sustancia explosiva empleada ya en la primera guerra mundial.
El problema, además, es que estas sustancias no son inocuas: son mutagénicas, capaces, por tanto, de producir algún tipo de cáncer e irritantes. También modifican el manto hidrolipídico de la piel con lo que la desprotegen y la dejan a merced de infecciones, alergias, etc.
Cuando vuelvas a leer en una etiqueta PEG te lo pensarás dos veces antes de adquirir el producto y poner en riesgo tu piel.