La endrina permanece con todas sus fuerzas vitales durante el invierno, esperando el comienzo de la primavera en la que eclosiona en una bella floración blanca.
Esta capacidad para almacenar la energía vital durante todo el invierno es capaz de transmitirla cuando se formula en lociones cremas o aceites, a la piel. Así se puede emplear para dar calor a la piel, para equilibrarla y mejorar su aspecto y para tonificar el sistema conectivo dando a la epidermis un aspecto más terso y suave.
Para la medidcina antroposófica esta planta se emplea por lo anteriormente descrito para vitalizar.
Por estas mismas características, se ha empleado por vía oral como un vigorizante y estimulante del apetito.
Posee propiedades antioxidantes gracias a su alto contenido en vitamina C y otros pigmentos como carotenos y antocianos, estos últimos son los responsables del color violáceo de las endrinas. Los taninos le aportan una capacidad astringente lo que hace que su aplicación tópica sea útil para cicatrizar heridas, como antiinflamatorio y antihemorragico.
La baya también posee una gran cantidad de ácidos orgánicos que refuerzan sus propiedades tónicas. Es un arbusto de la familia de las rosáceas, con espinas como su nombre indica que crece a los bordes de los caminos de Europa y Asia. La endrina, es una baya ovalada de un sabor agrio que se va dulcificando a medida que madura, que es muy apreciado porque se emplea en la preparación del Pacharan.