El lavado es un acto tan cotidiano que, a veces es fácil olvidare que es un proceso realmente complicado y donde la fisicoquímica está muy implicada.
¿Como nos lavamos?
Desde niños sabemos que el agua (sustancia polar) es inmiscible con el aceite o grasa (sustancia apolar).
Entonces, ¿cómo es posible que por medio del agua, ya sea en una ducha o durante un baño, podamos eliminar de nuestra piel o nuestro cabello los contaminantes y la grasa o sebo?
Evidentemente la respuesta es mediante el jabón, el champú, la crema de ducha o el gel. Éste cuenta en su formulación con un tensioactivo.
¿Qué es un tensioactivo?
Es una sustancia que permiten unir dos fases insolubles e inmiscibles como el agua y el aceite y formar una emulsíon, por lo que también se les conoce como emulsionantes.
Sin entrar en profundidades químicas, los tensioactivos son moléculas con una parte soluble en el agua (zona polar o hidrofílica) y otra parte insoluble en agua y soluble en aceite (zona apolar o hidrofóbica). De esa manera pueden orientarse en el espacio para formara las llamadas micelas que son capaces de albergar en su interior una sustancia apolar en un medio polar o viceversa.
Aquí tendriamos un ejemplo de una micela que orienta sus zonas polares hacia el exterior y encierra en su interior materia polar como la grasa.
De esta manera al aclaranos las sustancias de naturaleza oleosa se van con el agua.
Jabones
Se basan en este principio.
Lo más frecuente, jabones convencionales, es que su parte apolar conste de una cadena larga carbonada de ácido graso que se ha “saponificado” con una sustancia alcalina, normalmente sosa.
A estos luego se les puede añadir diferentes sustancias que perfumen, den espuma etc.