A veces, cuando aplicamos sobre nuestra piel un filtro solar, no solo ponemos en riesgo nuestra salud sino la del entorno.
El País publicaba la semana pasada un artículo titulado “Los restos de filtros solares ensucian el Guadalquivir” en el que se describe la toxicidad de algunos productos que contienen los fotoprotectores convencionales , que contaminan los ríos y alteran la vida de los peces por poseer capacidad estrogénica, modificando su capacidad de procreación.
Especialmente peligrosos, y, a tener en cuenta, son el 4MBC (Metylbenciliden canfor) y el EHMC (Etylhexylmetoxicinamato), dado que se encontraron en mayor concentración. Lo indicamos así para que las personas concienzudas puedan tomar nota de estos ingredientes y excluir los productos que los contengan después de analizar el INCI
Esto hace que en determinadas zonas protegidas y reservas de la biosfera se impida el uso de este tipo de filtros químicos, permitiéndose únicamente los fotoprotectores solares minerales naturales.
Pero no solo dañan el exterior, el año anterior se publicó un estudio de la presencia de restos de fotoprotectores excretados en leche materna.
Esto resulta un riesgo aún no valorado sobre los lactantes.
Pero, además, demuestra que mujeres que entraron en contacto con estas sustancias solo aplicándose fotoprotector en la pie. Este penetró hasta torrente circulatorio liberó sus componentes peligroso, para posteriormente excretarse en la leche.
Este hecho nos confirma el peligro potencial de muchos filtros solares considerados “inocuos”.