La cosmética natural certificada
Existe mucha cosmética natural artesanal que no está certificada y que cuenta con una excelente calidad.
Sin embargo, como no se puede estar detrás de cada fabricante la mejor manera de estar seguro de que la cosmética que se está empleando es auténticamente natural es recurrir a los avales o los certificados.
Ya se ha hablado en NaturalSensia sobre la limitación de los avales, pero, por desgracia, también existen muchas empresas que practican greenwashing o que tratan de hacer creer que sus productos son naturales cuando no es el caso y cuando, incluso, en sus formulaciones se encuentran peligrosos ingredientes entre sus componentes.
¿Que es un aval de cosmética natural?
Un aval se obtiene de una empresa certificadora que visa que los ingredientes que se están empleando y los procesos son acordes a las normas de sus estándares de calidad.
Existen varios por haber aparecido en diferentes países y con distintos criterios:
Alemania
Es el país pionero dentro de la cosmética natural. Ha contado con varias iniciativas para certificar cosmética natural en su territorio:
Fue el primer sello creado por la patronal alemana de la cosmética natural y con unos criterios en los que se mencionan el origen de sus ingredientes, los procesos y hasta la necesidad de que sus envases sean reciclables.
Fue un segundo intento alemán de encontrar un certificado independiente. Establece tres categorías de productos en función de la cantidad de ingredientes naturales con los que cuenta.
Además exigen que el 75% de los productos del fabricante entren dentro de los criterios para obtener el sello. Con ello se pretende evitar marcas que lejos de esta filosofía apenas cuentan con una línea en este sentido, mientras que el resto del laboratorio camina en otra dirección. Como ocurrió con L`Oreal y su pretendida marca natural Sanoflore.
Francia
Cuenta con dos sellos:
Es el sello más popular y famoso. Aunque posee algunos inconvenientes, como ser bastante opaco, posee un modelo de negocio en el que le interesa aumentar las referencias certificadas para aumentar sus ingresos y permitir ingredientes tan sospechosos como los SLS como tensioactivos.
Es un sello de los laboratorios franceses que siguen sus propias normas. Sus criterios son similares al BDIH alemán y solo se puede encontrar en cosméticos fabricados en el país galo.
Otros países
Este sello es el italiano (Environmental and Ethical Certification Institute) con muchos productos certificados, tanto de cosmética como de alimentación e, incluso productos para el hogar como detergentes o similares.
Sus criterios son estrictos aunque muy locales.
Este sello inglés de gran prestigio en el mundo natural avala alimentos, y otros productos como lo que aquí nos ocupa: Cosméticos. El problema es que por un resquicio en sus criterios se les “coló” entre los ingredientes permitidos para la certificación el fenoxietanol. Con ello muchos productos presuntamente naturales llevan entre sus ingredientes este peligroso conservante.
¿Qué se encierra tras una certificación?
¿Qué es lo que hay detrás de un logo cuando adquirimos un producto en un establecimiento?
El hecho de emplear ingredientes 100% naturales es condición necesaria pero no suficiente para obtener un aval, porque los certificadores han de certificarlo.
El proceso de certificación:
La revisión teórica del cosmético
El organismo certificador examina en primer lugar la fórmula de los ingredientes y el laboratorio está obligado a suministrarle por escrito el origen de las materias primas, una fórmula cuantitativa, así como los procesos de elaboración del cosmético y su periodo teórico de caducidad.
De esta manera se puede ver si se ajustan a los criterios del respectivo sello. En caso de que eso sea así se pasa a:
La revisión práctica del cosmético en cuestión
Para ello el certificador hace pasar al laboratorio una auditoria práctica, donde se establece si se cumplen los estándares que se han declarado por escrito.
Se comprueba el etiquetado tanto de los proveedores como el que se va implantar en el producto terminado. Se estudia minuciosamente todo el proceso de fabricación, incluso el de envasado. Algunos sellos estudian también las condiciones sociales y los criterios de comercio justo.
Esta revisión se puede incluso llevar a cabo en repetidas ocasiones, incluso por sorpresa y sin ser avisados, para garantizar la continuidad de la adhesión a las normas. Esto es más frecuente en los avales alemanes que en el Ecocert francés, cuya auditoria se están haciendo a “su cliente”.
La garantía de un certificado
El propio sello certificador es el más interesado en preservar la calidad del producto avalado, puesto que en ello le va su prestigio.
Los consumidores pueden estar seguros de que un producto certificado cumple con esas normas y saber que lo que están adquiriendo es lo que realmente querían comprar.
Los avales no le resultan baratos a los laboratorios que desembolsan una gran cantidad de dinero para poder obtenerlos. Sin embargo, les sitúa en un segmento de mercado natural, al que no pueden acceder todos.
Algunos productores pequeños por no disponer de producción suficiente no tienen un presupuesto para poder acceder a ellos, lo cual desde determinadas instituciones se está tratando de paliar.
De lo que se puede estar seguro es que cuando una marca grande o un laboratorio multinacional no se certifican es porque no cumplen los requisitos y su producto no presenta la calidad natural que quieren hacer creer.
Y desde NaturalSensia insistimos en que cuando pone “natural”, “bio” o “ecológico” y no está certificado, se debe acudir a un especialista que pueda discriminar si esa fórmula o ese INCI es lo que realmente dice ser o se trata de un fraude.