En este artículo queremos ser más prácticos que en el anterior en el que se presentaban las bases teóricas de la caducidad de una fórmula cosmética.

Fecha de caducidad

Esta es la fecha teórica que se calcula que pueden permanecer nuestros cosméticos en condiciones óptimas inalterados y útiles para ser empleados con garantías de cuidar nuestra piel.

Se calcula en base a los estudios de estabilidad. Experimentalmente se plantean condiciones desfavorables de temperatura y humedad. Por tanto lo primero a tener en cuenta es que si se almacena de manera correcta siguiendo el sentido común, por debajo de 25ºC, lejos de luz y humedad; este tiempo se puede alargar.

¿Puede mi cosmético no tener fecha de caducidad?

Si se puede demostrar mediante los test de estabilidad que la fecha de caducidad es superior a los 30 meses desde las fecha de fabricación, el laboratorio no está obligado a indicar la fecha de caducidad. En ese caso sí que está obligado a indicar el periodo después de la apertura (PAO).

Periodo después de la apertura (PAO)

El nombre de PAO proviene del acrónimo inglés  Period After Opening, cuyas siglas significan periodo tras la apertura.

Desde 2005, la Unión Europea establece que los cosméticos que no lleven fecha de caducidad deben llevar un logo en el envase o en el cartonaje de un bote abierto con un número seguido de una “M”.

Este número indica la cantidad de meses durante los cuales se puede utilizar el producto una vez lo hayamos abierto.

¿Cuanto dura mi producto una vez abierto?

Ante cualquier cosmético debemos seguir una serie de medidas de higiene que alargaran la vida.

Siempre se deberá emplear tras un minucioso lavado de manos.

Se deben conservar en un lugar seco, alejado de la luz y, sobre todo del calor.

Cremas faciales:

De seis meses a un año.

En tubo pueden aguantar más, pero en tarro se debe emplear una pequeña espátula que se ha de introducir siempre limpia con el fin de evitar la contaminación bacteriana.

En las cremas de contornos de ojos recomendamos preferiblemente los seis meses, por lo sensible de esa zona de la piel.

Tónicos faciales:

Si contienen alcohol, algo bastante frecuente en altas dosis, más de un año. En los que no lleven, pueden durar al menos seis meses.

Leches desmaquillantes:

Seis meses.

Se debe tener en cuenta que este producto suele estar en la casa por lo que no sufren cambios bruscos de temperatura. Aquí el problema es que es una emulsión que es una forma galénica inestable que puede separarse en dos fases. En este caso siempre se apreciaría a simple vista.

Cremas solares:

De seis meses a un año, al menos duran una temporada estival.

Se deben dejar siempre a la sombra. En el caso de los protectores solares minerales el filtro físico puede durar más tiempo, sin embargo habrá que estar atento que no se separen las cremas en dos fases.

Maquillajes:

Un año.

Por el tipo de producto tiene mucha importancia el uso. Por ejemplo, que se haya aplicado el maquillaje con la esponja limpia. También si se lleva en el bolso se debe procurar no dejar este cerca de un radiador o al sol. Ojo a las guanteras de los coches, lugar muy poco adecuado para dejar el “neceser de las pinturas”.

En al caso de las barras y lápices de labios naturales, solo se debe tener en cuenta que no se enrancien. Al no tener fase acuosa no pueden crecer microorganismos que los degraden.

En las máscaras por la zona sensible donde se aplican no deben usarse más allá de los seis meses.

Champús y geles:

En este caso el tensioactivo, normalmente glucósido de coco, actúa como conservante por lo que la fecha del PAO puede extenderse hasta los 18 meses.

 

¿Se puede emplear un cosmético natural después de la fecha de caducidad o vencimiento?

La fecha de caducidad es una fecha límite de venta, aunque su uso se puede prolongar algo más, sin abusar y siempre revisando el estado y asegurándose de que haya sido correctamente almacenada.

¿Se puede emplear más allá del PAO?

En el artículo anterior se presentó por qué una crema puede llegar a caducar describiendo los procesos que llevaban a su destrucción.

En la mayor parte de las degradaciones que se describieron, los principios activos pierden eficacia, bien porque se volatilizan, o bien, porque sufren reacciones que las hacen degradarse y perder propiedades.

Lo que se debe tener en cuenta son las reacciones químicas que puedan conducir a metabolitos químicos peligrosos que puedan hacer que al ponerse una crema sobre la piel esta sufra daños.

De las reacciones que se vieron en el artículo anterior realmente la que más daño puede crear es el enranciamiento de las grasas, que puede modificar el pH y hacerlo que pueda causar molestia o picor al aplicar un producto sobre la piel.

El enranciamiento es una reacción oxidativa, que por lo tanto requiere oxígeno, elemento que no se halla en un envase cerrado y sellado tras su fabricación, por lo que no es normal que si no se ha producido un error en el proceso se encuentre una crema rancia.

Por esta posibilidad de oxidación en las cremas o en los aceites el PAO ha de ser tenido en cuenta.

Además se debe tener en cuenta que una crema rancia por donde primero se percibe es por el cambio de olor, por lo que es fácilmente detectable.

Recomendación desde  NaturalSensia

En principio de manera oficial y desde una farmacia nuestra obligación es recomendar el deshacerse de un producto cuya fecha esté sobrepasada. Desde este blog diríamos que una crema cuya fecha de consumo preferente supera menos de seis meses merece al menos una revisión en la que se puede examinar si la crema se encuentra en una fase, si no huele a rancio, o  si no ha amarilleado.

Con el tema del PAO es más delicado. Para prolongarlo se debe respetar los consejos que se han indicado anteriormente.

Nuestra intención es que no se deseche producto que siga siendo válido, dado que la compra indiscriminada es un problema ecológico, pero, al mismo tiempo, emplear un producto en mal estado es un riesgo que tampoco debemos correr.