A diario entramos en contacto con una enormidad de perfumes y la mayoría de ellos sintéticos. Las cremas, los jabones, los detergentes de la ropa, los ambientadores, y, por supuesto, las colonias, todos estos productos contienen fragancias y, generalmente, de origen sintético. Actualmente se pueden encontrar hasta más de 3000 sustancias en el mercado dedicadas a este fin y no todas exentas de riesgos.
Perfumes en cosmética
Ya que en este blog se trata de cosmética, vamos a centrarnos en los perfumes que podemos encontrar en una crema, loción corporal o champú.
¿Qué es un Perfume en cosmética?
Se considera perfume o fragancia a toda aquella sustancia que se añade a una fórmula con el fin de darle un olor agradable o destinado a enmascarar un olor desagradable.
¿Qué naturaleza química tiene un Perfume en cosmética?
Suelen ser moléculas aromáticas, es decir con anillos de benceno, fundamentalmente alcoholes, aldehídos, ésteres y éteres.
¿Como se identifican en el INCI estos productos?
Pues aquí nos topamos con el primer problema, porque muchos de estos potenciales tóxicos aparecen escondidos detrás del nombre genérico de “Parfum“ o “Fragrance“, sin necesidad de ser declarados específicamente.
El hecho del “secreto perfumista” ha hecho que para salvaguardar los derechos de patente se hayan soslayado el derecho de información de los usuarios.
Alergenos potenciales
Como excepción, y por su elevado potencial alergénico, se deben especificar en el listado INCI si se encuentra presente una de las 26 sustancias siguientes, siempre que se encuentren en los cosméticos que no permanecen sobre la piel (Jabones y champús) en cantidades superiores al 0,01% y en cremas y lociones en cantidades superiores a las 10 ppm:
Las que son de origen natural
Son 18:
Linalol, Limone, Farnesol, Citronellol, Geraniol, Citral, Cinnamal, Eugenol, Benzyl Cinnamate, Benzyl Benzoate, Anise Alcohol, Isoeugenol, Coumarin, Cinnamyl Alcohol, Benzyl Salicylate, Benzyl-alcohol, Evernia Prunastri Extract y Evernia Furfurácea Extract.
Limitación en la información del INCI
El problema del INCI es que no obliga a indicar si estos alérgenos son añadidos a la fórmula tras haber sido sintetizados de manera química o si simplemente se encuentran como compuestos, de manera natural en un aceite esencial. Siempre que sean detectables, mediante pruebas analíticas como la cromatografía de gases u otras, han de ser referidos en la etiqueta.
Esta matización es fundamental porque la diferencia de su peligrosidad es abismal. Con esta limitación también nos encontramos cuando lo encontramos en bases de datos como la EWG, que puntúan sus cosméticos en función del INCI, por lo que algunos cosméticos 100 % naturales, y sin toxicidad alguna, aparecen castigados por el simple hecho de contar con seguros aceites esenciales.
Para combatir algunos laboratorios ya indican en su etiqueta mediante un asterisco (*) que ese tipo de ingredientes (geraniol, citral, etc.) no han sido añadidos, sino que simplemente se encuentran de manera natural en los aceites naturales.
Fragancias sintéticas
De estas esencias puedes estar seguro que son frutos de la manipulación química lo que les hace mucho más peligrosas.
Son:
Amyl Cinnamal , Hydroxycitronellal, Cinnamyl Alcohol, Hydroxyisohexyl 3-Cyclohexene Carboxaldehyde, Cinnamyl Alcohol, Butylphenyl Methylpropional, Hexyl Cinnamal, Methyl 2-Octynoate , Alpha-Isomethyl Ionone.
Este tipo de sustancias son mucho más económicas que las naturales y, sobre todo, mucho más persistentes, tanto en los efectos aromáticos, como en su potencial riesgo tóxico.
Pero, ¿Por qué son peligroso los perfumes en cosmética?
Fragancias de composición desconocida y de efectos más desconocidos
Muchas de estas sustancias se encuentran bajo patentes, por lo que es difícil llevar a cabo estudios de toxicología y poder predecir su comportamiento sobre la piel. Además se debe tener en cuenta que a lo largo del tiempo en una fórmula cosmética alguno de estos ingredientes puede reaccionar con otro, produciéndose diferentes metabolitos. De estas nuevas sustancias formadas todavía se ignora más su potencial capacidad para producir toxicidad. Además teniendo en cuenta la cantidad de compuestos con los que cuenta una fragancia sintética y los conservantes que lleva una crema, las posibilidades combinatorias se acercan al infinito.
Potencial alérgico
Lo que está ya contrastado y no ofrece ninguna duda es el carácter antigénico de este tipo de sustancias que hace que cuando entran en contacto con la piel. El problema es que ya existen más de 3000 sustancias aromatizantes. En una crema pueden combinarse varios cientos de ellas por lo que resulta prácticamente imposible determinar el causante último de la alergia.
Otros riesgos
Obviamente estos productos son volátiles y, por lo tanto, de fácil inhalación. Cuando penetran por la nariz pueden desencadenar efectos sistémicos tales como náuseas, vómitos, dolores de cabeza.
En personas con sensibilidad estos efectos pueden llegar a mareos e, incluso, ya se han descrito trastornos psiquiátricos asociados.
Sensibilidad química múltiple
En los países desarrollados está aumentando de manera exponencial los pacientes con sensibilidad química múltiple y otras enfermedades de origen desconocido que pueden ser relacionadas con la exposición continuada a tóxicos, como por ejemplo las fragancias en la cosmética. Esta enfermedad una vez que ha aparecido, ya no remite y estas personas quedan imposibilitadas para llevar a cabo su vida cotidiana.
Y para estar seguros
Por supuesto emplear cosmética natural certificada. Ningún aval permite añadir este tipo de sustancias ya sean de origen natural o sintético y solo nos permiten si forman parte de algún aceite esencial.
Evitar siempre las fragancias sintéticas y asegurarse que las que aparecen en el listado de las naturales tengan ese origen y no provengan de la industria química.
Emplear productos con un aroma que nos recuerde a la naturaleza sin estridencias ni olores estrambóticos.
También es una suerte que ya se pueda contar con líneas de perfumes certificados que no contienen ni ese tipo de perfumes ni fijadores que los hagan peligrosos.
Sin olor no es lo mismo que sin perfume
Podemos encontrar productos sin olor a los que se les han añadido perfumes para enmascarar y neutralizar así ese aroma.
Y, ¿más allá de la cosmética?
Nos encontramos en un vacío legal que permite verdaderos venenos en los ambientadores de casa y coche, en algunas varitas de incienso, en velas perfumadas, en productos de limpieza y para el hogar, etc.
Mencionamos aquí el tema de los inciensos, porque al riesgo potencial de la presencia de estas sustancias ya mencionadas, se une el hecho de la combustión que hace que el riesgo de la reacción y formación de nuevos metabolitos aumente.
Concienciarse con los ambientadores
Cada vez los empleamos más, por lo que debemos buscar alternativas exentas de riesgos que existen en el mercado.