La cosmética natural se hace con ingredientes naturales
Esta afirmación resulta obvia. La auténtica cosmética natural, de la que hablamos siempre en NaturalSensia procede de ingredientes naturales, lo más común es que su origen se encuentre en las plantas.
Las plantas son un recurso limitado
Las plantas requieren un crecimiento determinado antes de poder ser recolectada. Para su cultivo y su cosecha se emplean grandes cantidades de agua y se necesita tierra fértil, dos de los recursos más limitados de nuestro planeta.
El problema del aumento del consumo
Algo se pone de moda
Con frecuencia se da el caso de que cuando se descubren y se divulgan los beneficios de un ingrediente natural, eso dispara su consumo. Puede que fueran virtudes conocidas pero solo por una pequeña comunidad o grupo de personas.
En una sociedad globalizada donde el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo hace que, por ejemplo, al ponerse de moda en Europa una baya brasileña pueda llegar a dispararse su consumo y se pueda a llegar a deforestar parte de la selva amazónica para implementar su cultivo. Este caso es real y ocurre con la palmera llamada açai.
Pero el listado de este hecho se puede hacer mucho más extenso y así podemos encontrar:
Bayas de Goji en Nepal.
Argán en el norte de África.
Karité en el África subsahariana.
Rosas en Turquía.
Henna en la India y países árabes.
Lavanda en el mediterráneo.
Los cultivos unidos a una tradición
Este listado de plantas que se ha descrito anteriormente se encuentran unidas a una tradición y a una cultura.
Cuando la demanda de una planta se desborda, por lo mencionado anteriormente pueden ocurrir determinados desequilibrios:
Toda la producción se destina a la exportación
Con el fin de ganar una cantidad de dinero rápido toda la cosecha se exporta, dejando desabastecida a la población autóctona de esa planta que tan introducida estaba en su cultura. Ocurre así que en determinados países como Burkina Fasso donde sus habitantes en la actualidad no pueden cubrir la piel de sus recién nacidos con su manteca de karité como lo han hecho durante siglos con los problemas dermatológicos que eso les conlleva, ya que esa manteca era una barrera de protección frente a las difíciles condiciones de vida.
Se destinan todos los recursos a ese cultivo porque es más rentable y se abandonan cultivos tradicionales arraigados a la tradición.
Otro efecto secundario de este problema aparece cuando se abandonan cultivos tradicionales para sustituirlos por “la nueva gallina de los huevos de oro”.
Aunque el ejemplo no viene de la cosmética natural, sino de la multinacional Monsanto, en determinados países del sudeste asiático se ha cambiado el cultivo del arroz por el de la soja transgénica. Así el cereal que antes alimentaba a la población se ha abandonado. Del arroz no sólo se obtenía alimento, sino que gran parte de la sociedad rural se vertebraba alrededor de esta planta. Desde los sombreros hechos de sus hojas, hasta las tradiciones de las mujeres vinculadas a ese cultivo. Esto deshace estructuras sociales milenarias, además de introducir semillas modificadas, como suele hacer esta multinacional tan peligrosa para el planeta.
Se destruyen los recursos naturales por intensificar los cultivos
Este caso ya se ha apuntado en este blog con el tema del aceite de palma.
También el ejemplo del açai que se describía anteriormente, que está destruyendo parte de la amazonía.
En ocasiones, también se destinan recursos hídricos en países con climas muy lábiles, como, por ejemplo, el argán que se cultiva en los límites del desierto del Sáhara y que de aumentarse su demanda puede romper ese frágil equilibrio.
Y, por desgracia, se pueden encontrar innumerables ejemplos de cómo los cultivos extensivos no se detienen en el cuidado medioambiental.
¿Cómo podemos comprar cosmética natural y proteger a la vez el medioambiente?
Debemos tratar de buscar laboratorios que no sólo vigilen la calidad de sus productos, sino que puedan mostrar su responsabilidad social corporativa.
Existen marcas que ya indican esto:
Weleda
Los laboratorios suizos declaran en su web los cultivos sostenibles que tienen, antes los describían y los explicitaban más ahora ya no cuentan donde los hacen y cómo lo llevan a cabo.
El año pasado este laboratorio recibió el premio Sustainable Beauty Awards 2013 que reconoce al laboratorio de cosmética que se distingue por ser y hacer sostenible el planeta.
Dr. Hauschka
Este laboratorio indica en su web inglesa un apartado sobre sostenibilidad, donde describe sus proyectos de manera algo más pormenorizada.
Santé
Esta marca también posee su certificado de marca verde. La Green brand es un certificado que expide un organismo independiente cuando se cumplen los procedimientos de sostenibilidad.
Logona
También describe en su web algún proyecto de cultivo sostenible desde el punto de vista medioambiental y social, además del sello CSE que les avala como actividad económica sostenible.
Kadhi
Esta marca cultiva sus productos de manera ecológica según lo indica en su web.
Otras marcas
En principio los sellos BDIH, NaTrue y Ecocert, aunque este último en menor medida cuentan con criterios de sostenibilidad ecológica, evitando la agricultura extensiva que destruye y empobrece la tierra.
La cosmética artesana
La cosmética natural artesana suele comprar sus ingredientes a proveedores pequeños y de confianza. Lo mejor son aquellos que obtienen sus materias primas de sus propios cultivos ecológicos.
Ajustar las necesidades propias
Aunque no parece un consejo comercialmente rentable, para nosotros como tienda, es un consejo absolutamente rentable como habitantes de este planeta: Uno de los gestos que más preserva el planeta es el ajuste del consumo a lo que se realmente se requiere, evitando en todo momento el derroche.
¡Totalmente de acuerdo!
Aparte de los efectos que describes, es una incongruencia traerse un cosmético, o ciertos ingredientes, desde la otra punta del planeta; su huella de CO2 es enorme.
Por eso en Esencias de Luna apostamos por ingredientes del valle de Luna. Por desgracia, en la Cordillera cantábrica no se nos dan los olivos, pero no están muy lejos.
La savia de abedul y la rosa mosqueta son BIO y, en un futuro no muy lejano, también los extraeremos de nuestro valle de Luna.
¡GRACIAS POR ESA NOTA DE APOYO A LOS ARTESANOS!
Muy interesante.
A tener en cuenta.