Ya dedicamos en este blog un artículo a la cosmétiva sensorial, pero en aquella ocasión nos centramos en los cinco sentidos clásicos
Desde el punto de vista antroposófico no son cinco sentidos los que le abren al hombre al mundo sino que amplía estos hasta los doce. Dado que la filosofía antroposófica impregna a los laboratorios Weleda y Dr Hauschka, dos de los laboratorios pioneros y punteros en el tema de cosmética natural, hemos decidido en nuestro blog repasarlos:
1. El sentido del tacto
A este sentido por su especial relevancia con ya se le dedicó un artículo completo en este blog. Es el primer sentido que desarrollamos cuando nacemos. El contacto con nuestra madre nos aporta seguridad y nos da la bienvenida a este mundo. Es nuestra conexión con el mundo exterior, al mismo tiempo que en su dimensión interna, se convierte en el sentir.
Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, llegó a decir que sin el sentido del tacto, seríamos incapaces de tener capacidad trascendente ni podríamos sentir la presencia de la divinidad.
En nuestro campo este sentido es de vital importancia, en los masajes, especialmente en los que se realizan a un bebé, por lo comentado anteriormente y en la aplicación de una crema sobre nuestra piel.
2. El sentido vital
Este sentido nos informa de como nos encontramos interiromente. En ocasiones no somo capaces de expresar con palabras nuestro bienestar o, por el contario, el no encontrarnos bien.
Esa percepción nos la aporta el sentido vital, que también nos guía para llevar a cabo aquello que nos conduce a sentirsos plenos. En cosmética, debemos siempre buscar ese camino hacia “sentirnos bien” ya sea mediante el aroma de un producto, o mediante aquello que produce al entrar en contacto con nuestra piel.
3. El sentido del movimiento
Este es un sentido que informa de los movimientos de nuestro cuerpo. ¿Con qué sentido de los cinco convencionales percibimos el movimiento de nuestras rodillas mientras corremos o montamos en bici?
Puede resultarnos muy útil para descubrir aquello que realmente nos provoca un exceso de tensión. Con este sentido percibiremos lo que podemos llegar a calmar nuestros músculos mediante un masaje o lo relajante que puede llegar a ser un baño de esencias.
4. El sentido el equilibrio
Este sentido nos permite descubrir nuestro cuerpo en el espacio y, de alguna manera, nos informa de nuestro lugar en el mundo. No somos muy conscientes de él, pero cuando falta o no está desarrollado comenzamos a tambalearnos. Fundamental para encontrar armonía y apoyo en cualquier momento de la vida.
5. El sentido olfativo
El sentido olfativo nos permite recibir la información sensorial olfativa que nos llega a través del aire, pudiéndonos llegar desde la distancia, al contrario del sabor, que requiere entrar en contacto con la sustancia. Pocos sentidos están tan relacionados con las emociones, encontramos olores agradables, repulsivos, evocadores, que son capaces de llevarnos a lugares lejanos y cambiar hasta nuestro estado de ánimo.
Muchos de los cosmetólogos prestigiosos se afanan por lograr crear perfumes que puedan evocar sensaciones agradables, pero nunca se podrán acercar a la naturaleza, que nos brinda el maravilloso tesoro de los aceites esenciales.
6. El sentido de la vista
Es el sentido que más información nos aporta y del que más nos fíamos. Ver nos permite leer, mirar la televisión, ordenadores, etc., siendo el que ahora mismo se está empleando para leer esta web. La observación, especialmente la de la naturaleza, es lo que le ha permitido al ser humano evolucionar a lo largo de la historia.
En cosmética es fundamental, dado que una de las cosas que se busca con la aplicación de cremas es presentar una imagen más agradable a nuetros ojos y a los ajenos.
7. El sentido del gusto
Este sentido requiere de confianza, ya que para poder descubrir el gusto de una sustancia debemos meterla en nuesrta boca y, por tanto en nuestro organismo, lo cual presupone la certeza de que no no nos va a envenenar ni intoxicar. Es el verdadero probar.
También se debe apelar a la consciencia, que en nuetra acelerada vida se ha perdido, y a detenerse para dejar a la sustancia manifestarse en plenitud todo su sabor
8. El sentido del calor
En la ampliación de los sentidos a doce, uno de los que se desdoblan es el que convencionalmente se conoce como tacto. Aparece así la propiedad de poder percibir el calor, que no requiere de entrar en contacto directo con el objeto caliente.
Este sentido va más allá de la capacidad de sentir el cambio de temperatura, el calor también puede ser anímico ¿No sentimos calidez en determinados lugares, y sobre todos con compañías concretas? O, acaso ¿no es eso el entusiasmo?
9. El sentido del sonido
Otro de los sentidos que se desdoblan en la tradición antroposófica, es el convencional sentido del oído, diferenciándose el oir sonidos y el el escuchar palabras emitidas por personas.
Este primer sentido es el que nos permite oir sonidos, pero en esta acción somos mucho más, somos capaces de descubrir la calidad de una sustancia, y es que el sonido está muy relacionado con la química según Rudolf Steiner.
10. El sentido de la palabra ajena
Escuchar a una persona que nos habla, va mucho más allá de oir una vibración emitida en su garganta. De hecho, lo que puede llegar a despertar en nostros no es paralelo al volumen, fuerza e intensidad del sonido de la persona que lo emite, pudiendo ser mucho penetrante un susrro que un grito.
Pero además este sentido requiere de fuerzas conscientes y supraconscientes, ya que no se trata de oir, sino de entender lo que la otra nos quiere decir.
EStas fuerzas solo están presentes en el ser humano, por lo que este sentido nos hace más persona.
11. El sentido del pensamiento ajeno
El sentido del pensamiento ajeno constituye una prolongación del sentido anterior de la palabra ajena, y que, a su vez, culmina en el sentido del Yo ajeno en el camino del desarrollo humano.
En ocasiones el poder intuir aquello que está pensando aquel con el que se está hablando, nos permite escucharle en toda la profundidad de sus ser y empatizar en todo sus ser.
12. El sentido del Yo ajeno
El sentido del Yo ajeno, por último, nos permite percibir al otro en toda su integridad.
Trabajado este sentido permite la “verdadera tolerancia” que consiste en aceptar y valorar todos los aspectos de la naturaleza humana, especialmente la vida social.