Los dermatólogos advierten del peligro de la combinación de sol y tatuaje y, evidentemente, no les falta razón
Los tatuajes se han puesto de moda y nuestras playas se llenan de orgullosos portadores de este adorno que lo lucen y que, por tanto, lo exponen al sol
¿Qué es un tatuaje?
Es una técnica de decoración cutánea que consiste en inyectar tinta de colores en la dermis (segunda capa de las tres que tenemos en la piel).
Por supuesto, en este blog partimos de la base de que el tatuador que ha llevado a cabo su trabajo, ha cumplido todas las medidas sanitarias y de sanidad necesarias para evitar infecciones y queloides.
Existen tintas de determinados colores, el amarillo o el rojo que pueden crear alergias. Por ello personas de piel sensible deben tenerlo en cuenta antes de someterse a esta decoración.
Sol y tatuaje
Los tatuajes se suelen hacer con tintas de colores oscuros que son los que más radiación solar absorben. Además hay que tener en cuenta que esta práctica ha supuesto una lesión para la piel, con lo que esta ha quedado debilitada.
Por estas razones se deben considerar como fotosensiblizantes y debe ser tenido en cuenta a la hora de incrementar la protección.
Un tatuaje reciente (menos de tres meses) no debe ser expuesto al sol. Por ello sería recomendable realizarlos en otoño-invierno y no cuando llega el buen tiempo, que es realmente cuando la gente se suele interesar por ellos
Además una buena y adecuada fotoprotección mineral mantendrá mejor conservado el tatuaje. De hecho los filtros físicos reflejan mejor la radiación y son más recomendables para alargar la vida y la belleza de este adorno.
Se debe usar una FPS de 30 o 50 y renovarlo cada menos de dos horas.
Y ya no existirá ningún impedimento para mostrarlo.