La sensibilidad hacia la ecología en la población cada es vez es mayor, por ello muchas empresas han decidido cuidar determinadas prácticas para no alejarse de las demandas de sus potenciales clientes.
Existe una tendencia positiva hacia el marketing verde, lo cual es es de celebrar y agradecer. Pero toda moneda tiene dos caras y también existe una práctica denominada Greenwashing que es una especie de lavado de cara que practican algunas empresas para hacer creer que son ecológicas, cuando, realmente, no lo son. Pero, se sabe que la mentira tiene las patas muy cortas y es fácil desenmascarar; algunas de estas prácticas pseudofraudulentas se van a mostrar a continuación:
Artimañas
La falsedad del nombre y de la imagen del producto
Desde hace varios años la legislación europea prohíbe el empleo de términos como bio, eco, orgánico, para productos que no cumplan con determinados requisitos.
Pero, todavía podemos encontrar un champú o crema que presente una imagen bucólica de la naturaleza o que se llame “Jardín de flores” o cualquier elemento de fantasía con la palabra natural o similar y que cuando se le da la vuelta al bote y se mira el INCI se hallen parabenes, derivados del petróleo, fenoxietanol, etc. y muy pocos o ningún ingrediente ecológico o natural.
Emplear nombres de plantas de reconocida utilidad terapéutica
En esta misma línea va el hecho de añadir un nombre botánico a un producto que apenas cuenta con trazas de esa planta y que en caso de contar con ella tampoco su capacidad terapéutica pueda contrarrestar los efectos perjudiciales de otros ingredientes tóxicos. Ocurre con detergentes con Aloe vera, o con lavavajillas con manzanilla llenos de tensioactivos que contaminan y producen dermatitis de contacto.
Decir una verdad a medias
Encontramos etiquetas en las que indica que sus aceite vegetales son 100% naturales: Claro, no se van a obtener aceites vegetales de síntesis; pero, ¿qué peso tienen esos aceites en la composición total de la fórmula?
Remarcar lo menos relevante
En los camiones de una conocidísima marca de bebidas gaseosas aparece que sus vehículos son ecológicos. Y la bebida que transportan, con su fórmula secreta ni siquiera sabemos si emplea transgénicos, pero desde lueho tanto en su produccón, en su embalaje, como en su consumo dista mucho de ser ecológico.
Sin embargo, el dibujo de la hojita y la leyenda de “ecológico” nos produce confusión.
En productos de cosmética, en ocasiones, se puede ver que aparece remarcado un 100% natural o biodegradable y que se refiere, aparece luego en letras menores, al embalaje y no al contenido del producto.
Remarcar obviedades
Nos encontramos que algunas etiquetas indican un “Sin…” de algo que se prohibió hace tiempo. Por ejemplo, sin DDT, pero si eso no lo empleaban ni hace dos generaciones.
Inventar términos
El famoso “Bioalcohol” pasó a la historia, pero se encuentran un sinnúmero de nuevos engendros que simulan ser naturales o ecológicos,
Como evitar ser engañado
Es verdad, que la capacidad de inventar y de desarrollar triquiñuelas para pseudoestafar al consumidor es infinita, por lo que dentro de un año se añadirían a este artículo más ejemplos.
Establecemos una serie de pequeños consejos para estar seguros de que lo que se está comprando es lo que realmente se desea adquirir:
Leer bien el INCI
A veces esto es difícil, bien porque el tamaño de la letra impide la falta lectura a veces porque este INCI es difícil de interpretar, porque las empresas cuando saben que un ingrediente ya no es del gusto del
Buscar los avales o certificaciones
Aunque sabemos que no es lo ideal, porque a algún sello se le cuelan determinadas sustancias tóxicas como al Ecocert, se deben buscar marcas que cuenten con el BDIH, con el Na true , con el Cosmebio, con el navarro CPAEN.
Comprar en tiendas que te puedan asesorar
Profesionales con experiencia y conocimientos que te puedan ayudar en la decisión, para que puedas adquirir aquello que se ajuste a tus posibilidades, a tus necesidades y a las de tu piel.
Buenos días:
Como todo el trabajo desarrollado en Naturalsensia, fantástica vuestra nueva aportación.
Un granito más que aporte claridad y despierte el espíritu crítico del consumidor. Si uno se quiere “envenenar” que lo haga con conocimiento, no siguiéndole el juego a los “vendedores de milongas”.
Saludos,
Ana
El artículo es muy ilustrativo. Como productora, quisiera añadir que existe otra certificación, Bio Inspecta Suiza, que aplica la norma Vida Sana y que está alcanzando cada vez más reconocimiento. Esencias de Luna está certificada por ellos.
Gracias por defendernos