La vida se basa en el ritmo decía Rudolf Steiner, padre de la antroposofía, filosofía que se encuentra detrás de los laboratorios Weleda.
Existe una cadencia que se repite cíclicamente como los circadianos, que cada 24 horas determinan la secreción hormonal y los periodos anabólico y catabólico, los mensuales como los ligados a la mujer, los anuales, como los que marcan las estaciones que dirigen la secuencia de las plantas.
La vida humana no escapa a estos ritmos y así no solo la piel presenta unas demandas diferentes en cada momento, sino que cada planta presenta unas particularidades que le hacen útil para ser empleada, estas se ven reflejadas en los principios activos que atesora.
El cuidado facial de Weleda en los diferentes momentos de la vida
Cada cosmético de Weleda contiene una planta líder, que es la que guía el cuidado de la piel en cada caso
Cuidados faciales de los 21 a los 30 años
La raíz de Iris
A los 21 años la persona conquista su independencia y cuenta con la necesidad de poner la vida a examen.
La biografía se encuentra por escribirse, como si estuviera en la raíz con una inmensas posibilidades de florecer para convertirse en belleza. Sin embargo, es un periodo convulso, donde todo se puede modificar y es interesante que desde el exterior se pueda aportar el mayor equilibrio posible.
La piel a esta edad puede fluctuar entre la deshidratación, las infecciones, las impurezas y puede requerir una estabilización desde el exterior. Por ello, Weleda emplea los extractos del bulbo del Iris, esta parte dota a esta planta de la seguridad de poder florecer, independiente del estado de humedad en que se encuentre, aportando la estabilidad que se requiere.
En las demás gamas, como se verá más adelante las plantas guías se basan en semillas ricas en aceite, en este caso no es necesaria esa clave, ya que la piel todavía es rica en el elemento graso que posteriormente irá perdiendo.
La clave de la raíz, que todavía no ha florecido se encuentra detrás de la visión antroposófica para que el Iris sea la guía en toda la línea de hidratación en toda la fase de la primera juventud.
Cuidados faciales a partir de los 30 años
La Rosa mosqueta
A partir de la entrada en la cuarta década de la vida la mujer alcanza el equilibrio.
Si existe alguna flor cuya característica principal es la armonía, esa es la reina de las flores, por excelencia: la rosa. Aquel que regala rosas está demostrando su amor por la persona que recibe el presente. Pero no solo es la flor lo que dota de este equilibrio a esta planta, su fuerza vital se encuentra impregnando hasta las semillas, especialmente en las rosas no cultivadas, la Rosa canina o Rosa mosqueta de la que se obtiene el valioso aceite que hace de planta guía de la línea para las personas de esta edad. Este aceite vegetal dota a la piel del equilibrio necesario entre la tersura, suavidad y resistencia.
Además Weleda añade el valiosísimo aceite esencial de Rosa damascena para dotar a esta línea de unas propiedades aromaterapéuticas capaces de aportar el equilibrio propio de la planta. Este aceite esencial, uno de los productos más caros de la cosmética natural, que se lleva empleando desde los antiguos persas. Weleda lo obtiene de su cultivo ecológico y socialmente responsable que lleva a cabo en Turquía.
Cuidados a partir de los 40 años
La granada
La granada es la planta guía del cuidado de la piel que los laboratorios Weleda sitúan a partir de los 40 años. Este fruto se identifica con la feminidad, la fertilidad y la fuerza vital. Sin aparente brillo en el exterior, al abrirla muestra 
un aspecto turgente y jugoso, con mucha mayor vitalidad.
En su semillas esta fruta almacena un valioso aceite con una gran capacidad para evitar la oxidación de la piel, debido al ácido púnico, un ácido graso poco común y a su concentración en polifenoles, todos ellos eficaces captadores de radicales libres.
De hecho esta capacidad para mantener la juventud hace que algunos ejemplares de esta planta pueden llegar a alcanzar los doscientos años de vida algo poco común en un arbusto.
Cuidados para la madurez
La onagra
Al caer la noche, finalizando el día la onagra abre su flor, es como si hubiese guardado el esplendor de su belleza para el último momento. Es como si hubiese alcanzado la madurez y fuese ya capaz de independizarse de su entorno.
Las semillas cuentan con un aceite rico en ácidos linolénicos y gamma linolénicos que además de nutrir la piel poseen un poder antiinflamatorio y compensatorio de los estrógenos que se han perdido tras la menopausia.
Conclusión
La sabiduría que encierra la observación de la naturaleza hace que se puedan emplear plantas que la naturaleza pone a disposición del hombre para brindarle la ayuda en lo que necesite.
Weleda, laboratorio farmacéutico ha aprovechado estos conocimientos basados en la antroposofía para formular su amplio vademecum. Con esta misma experiencia ha sido también capaz de elaborar diferentes líneas de cremas para satisfacer a las pieles femeninas en los diferentes momentos de la vida.
